Miguel Ildefonso

Bus de la energía pura (Editorial Apogeo, 2024) del poeta peruano Pablo Salazar Calderón (París, 1978) es un libro de poesía conformado de tres secciones: Buen viaje Ikarus10, Acople en el mar del cosmos y Poscréditos de una vieja película en expansión. Las dos primeras secciones ya habían sido editadas de manera individual. Estas dos secciones son las que construyen la narrativa del libro, en donde se despliega la épica de esta propuesta poética de tipo ciencia ficción. El bus viaja reconstruyendo la memoria del sujeto poético aparentemente desde el futuro, en un estadio superior de la era espacial, con retornos del hilo histórico, con flash backs; sin embargo, es en la tercera parte donde podemos colegir que se habla, se registra y se escribe desde la atemporalidad de la poesía (“Shelley dictaminó que todos los poemas del pasado, del presente y del porvenir, son episodios o fragmentos de un solo poema infinito, erigido por todos los poetas del orbe”, cita de Jorge L. Borges en La flor de Coleridge). El bus, entonces, es la poesía y la energía es aquello que nos impele a ir más allá de los límites, por ejemplo, del lenguaje.
En Buen viaje Ikarus10 es la visión de un país en crisis, que habla de la desaparición de la viabilidad de un mundo interconectado con sentido humano, y de la ruina de aquella utopía, incluso de los deseos que conforman sus discursos, todo eso representado por el aquel transporte público gigante. Es la memoria de ese intento de construcción de una ciudad o un país, de una ciudadanía, con un orden verdaderamente democrático.
El tema en Acople en el mar del cosmos está centrado en la búsqueda y el encuentro con el padre. Es el viaje de Carl Salazar que acompaña al piloto que ya apareció en la primera parte, el ex capitán peruano de la FAP Oscar Santamaría Huertas. Los objetos que vuelven a la “mente” del sujeto poético ya no son los sociales, los colectivos, los emblemas nacionales del Perú, sino los familiares o del recuerdo personal. Se viaja ahora en el espacio profundo, lejos del caos terrenal.
El escritor y poeta español Rafael Cansinos Assens dijo: “es tan triste el amor de las cosas, porque las cosas no saben que uno existe”. En esta poesía, los objetos que menciona el poeta (Atari, rin, etc.) buscan su trascendencia, y la buscan a través del lector. La poesía hace posible que las cosas sepan, sientan y existan, porque busca que el lector involucre su memoria, la comparta, así como lo hace el autor. Eso es el acoplamiento. Y esa es la base para poder renovar o construir una nueva utopía. Es esa energía que los discursos caducos insisten en declarar que ya se agotó, diciendo que el materialismo, el pragmatismo y el conformismo es todo lo que realmente existe.
Esta poética tiene ecos de 5 metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat y del Gran jefe un lado del cielo de Luis Hernández Camarero (dentro de la tradición poética peruana), tiene un parecido al arte minimalista, sobre todo en cuanto a su apelación a la participación activa del lector, y usa una técnica que aparenta el cut-up de William Burroughs; y, además, utiliza el montaje y el collage y el guion cinematográfico. Y también hay algo de Francis Ponge, el poeta francés, en De parte de las cosas, libro donde describía poéticamente las cosas comunes, pero evitando apelar a las emociones y el simbolismo.
Se puede hablar mucho de la construcción del lenguaje, de la estructura del libro, y de sus referentes históricos y sociales, como ya se ha hecho muy bien en distintas reseñas claramente positivas que ha tenido el libro. Esta nota es solo una pequeña lectura, pero con la certeza de que Pablo Salazar Calderón nos ha entregado una gran propuesta poética, una obra consolidada y coherente, con Bus de la energía pura. Un viaje al que siempre hay que seguir. Aquí un poema:
Arte poética
Parachoques pedales de acelerador tubos de escape
aparecen sobre esta pista
fueron expulsados hasta los confines de la Vía Láctea
Hoy los hallo en esta avenida
como viejos trastos de una banda escolar
Aquello que muchos llamarían basura del espacio
ahora me sirve para afirmar
que hubo vida en ese lejano lugar del cual provengo
Son los metales de mi banda sonora
las piezas faltantes
de mi DeLorean
