Alma de Rus

M.A.R. Editor y Mariaje López presentan el lunes, 6 de mayo, en la librería Sin Tarima, de la calle Magdalena 32, de Madrid, “El mundo de la línea infinita”, una novela que pretende ayudar al lector a encontrar tanto sus paraísos interiores como los que le ofrece el mundo. Una apuesta por la belleza y los sentimientos. Será la presentadora, Pilar García Muñiz, actualmente presentadora de informativos en la Cadena COPE y conocida por su etapa presentando los informativos de TVE.
P.- En estos tiempos donde se publica tanto thriller, novela negra, novela histórica, parece extraño que se apueste por una novela tan intimista y espiritual como “El mundo de la línea infinita”.
R.- Así es. La línea infinita simboliza nuestra unión con el cosmos, porque nos guste o no, todo está enlazado. De la misma forma que en ese micro universo que es nuestro cuerpo, cualquier parte afectada repercute en todo el organismo, a escala cósmica, nos dicen los científicos, se repite el mismo patrón. Si pudiéramos ser lúcidos en esto, el mundo sería diferente, todo sería mejor porque no seguiríamos actuando como el pájaro de una de estas historias enlazadas, que piensa que puede vivir al margen de su entorno sin que este le afecte. Y por eso la estructura argumental de esta obra: historias independientes y a la vez enlazadas entre sí. Como lo están nuestras propias historias vitales. Estoy muy agradecida a M.A.R. Editor por apostar por una novela que busca dentro de nosotros y en el todo en tiempos en que se piden novela que más parecen películas de acción.
P.-Unidad, separación, miedo, fronteras, nostalgia, reencuentro, vida y muerte son los protagonistas de las historias que acaban confluyendo. ¿Se le ofrecen al lector muchas vidas en una?
R.-Yo diría que se contemplan todas las vidas posibles, ya que de lo que se trata es de expresar que todo lo que existe tiene lugar en el contexto de una vida superior que posibilita las demás, que engloba al resto, es decir: la vida del universo mismo. Por eso todo confluye en los distintos escenarios del libro, como sucede en la realidad, aunque desde ella no siempre seamos conscientes de estas confluencias. Creo que, además, las ilustraciones de Marta Virseda, en color, extraordinarias, ayudan a comprender el sentido unitario de la obra y de la relación de nuestra vida con el Todo.
P.-¿Lo ves más cercano a tu libro “Beatricia” o a “Por Caridad”? ¿Por qué?
R.-Es más cercano a “Beatricia” en cuanto a que he utilizado la fantasía para describir la realidad, aunque la de “Beatricia” es una fantasía diferente, más desbordada, más libre.”Por Caridad” en cambio es un relato estrictamente realista, no me sirvo de ninguna imagen extraordinaria para relatar unos hechos en sí brutales y vergonzosos, ahí no visto la realidad, sino que la desnudo. Y en “El mundo de la línea infinita” la fantasía aparece, pero solo cuando es necesaria para expresar aquello de nuestra existencia que no podemos comprender del todo, que se nos escapa. Aquí la fantasía se imbrica en lo cotidiano para ahondar en su dimensión, en lo que nos excede y al mismo tiempo, nos identifica.
P.-¿Le estás ofreciendo al lector un paraíso cercano?
R.-Lo intento. Porque yo creo, desde una perspectiva aconfesional, que la vida está llena de “sacramentos”. Un sacramento es una realidad visible que hace presente otra realidad invisible, es lo tangible que hace referencia a lo intangible, no por ello menos real. Hay tantas oportunidades de acceder a los paraísos que tenemos cerca, a través de una perspectiva sacramental, que no somos capaces de verlos, quizá por saturación. A veces solo hay que detenerse un poco, y mirar. Mirar el interior de las cosas.
P.-El amor, en sus muchas formas, parece el argumento central del libro?
R.-Cuando se hace patente la unidad, el saber que formamos parte de esa unidad conduce inevitablemente al amor. Al Amor con mayúscula. Cuando consigues comprender algo, o a alguien, en esa comprensión hay amor. La comprensión y el amor van unidos, no son posibles la una sin el otro, y viceversa. Por tanto, eso que lo une todo, esa línea infinita, está impregnada con este sentimiento que nos supera, y que nunca podremos abarcar en su totalidad. Pero esa línea está ahí, y nos mantiene unidos a pesar de todo.
P.-¿Quién es esa gata protagonista del relato central más largo?
R.-Maga Menganita fue un milagro, uno de esos paraísos inesperados que te ofrece la vida. Una gata vieja que en la sazón de su vida nos trajo inmensas horas de ternura y belleza. Apareció un buen día en el jardín y se quedó con nosotros, y durante tres años nos enseñó que si, una simple gata podía tener acceso al paraíso.
P.-Tu anterior libro, “Por Caridad”, es un relato casi autobiográfico y muy doloroso de los años que pasaste en un internado durante el Franquismo.
R.- Sí, fueron unos años horribles. Lo he escrito con dolor pero no con ira. Lo he podido contar con serenidad y sin caer en el victimismo, tal como sucedió todo, porque han pasado 50 años. A los ocho años, al fallecer mi padre, mi madre me internó en un orfanato católico. El trato de las monjas era terrible, vejatorio, anulaba la personalidad de las niñas. Me costó mucho perdonar a mi madre pero me pongo en su lugar y puedo entenderlo. Aquellos cuatro años y medio, en una de la instituciones que dependían del Patronato Para la Protección de la Mujer fueron en verdad vivir en una cárcel para niños, estuvieron a punto de hacer descarrilar toda mi vida. No busco reparar el daño causado porque no se puede reparar ya nada pero creo haber superado con mediano éxito una historia tan temprana. Esta es la historia que marcó mi vida.
P.-Debutaste con “Beatricia”, una obra fantástica que tiene mucho que ver con “El mundo de la línea infinita”.
R.- “Beatricia” aporta una mirada distinta sobre las emociones básicas, representadas en figuras fantásticas, pero cercanas, y visualmente potentes. Es una mirada que a veces sorprende por lo inusual, sin contradecir por ello su esencia. Tras recorrer sus páginas, el lector ya no volverá a relacionarse con sus emociones de igual modo. La protagonista de aquel libro era Liena, una adolescente que huye de su entorno mediocre, que cambia su triste y siniestro destino, pero sus planes se irán al traste porque hay algo importante que en su fuga dejó al azar. Es su amor, vivo y sano, quien le muestra que, antes de empezar a diseñar su propia vida, necesita conocer lo que es la vida en sí y necesita conocerse a sí misma y saber quién es en esencia. Descubrir sus fortalezas, para saber a lo que se puede enfrentar y hasta dónde puede llegar. El objetivo de este viaje es hallar la libertad y encontrarse a sí misma.
