Entrevista a Juan Pedro Aparicio por «Sólo de amor»: «Las prohibiciones de otros tiempos exacerbaron nuestra imaginación y nos empujaron más al amor y las pasiones”

Alma de Rus




El autor ha sido ganador del Premio Nadal, del Premio Setenil de Relatos, del Premio Internacional de Ensayo Jovellanos y ha recibido el Premio Castilla y León de la Letras. Mucho le conocieron como director del Instituto Cervantes en Londres. Lejos de los afanes del mundo y volcado en la escritura Juan Pedro Aparicio ha reunido sus mejores relatos amorosos de toda una vida en el libro “Sólo de amor”, publicado por M.A.R. Editor.

El libro se presenta el lunes, 11 de diciembre, a las 19h, en la librería Cervantes y Cía, y serán sus presentadores: Carmen Posadas y el reciente Premio Cervantes, Luis Mateo Díez, con quien ha compartido páginas en Castilla y León, territorio mítico.


P.- ¿Los relatos de este libro se nutren más de recuerdos, de lecturas o de la observación de la vida cotidiana?
R.- Hay un poco de memoria y mucho de observación y de fabulación. Tengo la costumbre de ir tomando notas de todo lo que me llama la atención, y esos materiales quedan en reposo hasta que se convierten en historia. Puede que al leer el libro, incluso, encuentres alguna historia que te digas: “eso me sucedió a mí”,

P.- Pero no nos aclara si hay historias autobiográficas
R.- Eso es algo que sólo responderé delante de mi abogado.

P.-¿Amores platónicos o carnales?
R.- No está de más liberarnos del dramatismo de amores imposibles o posible sólo en el ‘más allá’. El amor imposible tiene muy buena acogida en la sociedad, mucho prestigio, pero es un amor cruel.

P.- ¿Son cuentos realistas o hay lugar para la fantasía, el humor y otros mundos?
R.- Los más extensos, los que abren el libro, son principalmente realistas. Surgen de vivencias que reelaborada dan lugar a la narración. En los relatos cuánticos, los más breve, hay un lugar para el amor, el sexo, la fantasía, el humor y las dobles lecturas. Los cuánticos admiten con naturalidad todos los géneros: fantasía, ciencia ficción, humor negro, policíaco, histórico, misterio, terror. Todo. Aunque el amor es la sustancia central de todos.

P.- Hay dos partes: cuentos y microcuentos o cuánticos, aunque con otro nombre. ¿Cuál es la razón de esta división?
R.- Debe ser que tengo una mente lógica. O a lo mejor es por el simple hecho de haber hecho la mili, pues prácticamente los he ordenado por la estatura como se forman las unidades militares en los desfiles, los más altos delante, los bajitos detrás. Los relatos cuánticos se han ido imponiendo en mi obra narrativa, quizá porque me han servido para reinventarme. El descritor debe seguir el camino que le ofrece su imaginación.

P.- Estos cuentos son una selección de obras de casi toda una vida hasta cuentos recientes.
R.- No son exactamente los cuentos de toda una vida, estás escritos sobretodo en las dos últimas décadas, poco más. Sería más propio decir que son el producto de muchas lecturas y de bastantes recuerdos. Pero sin olvidar que la memoria es muy traicionera, la memoria no es historia. Moldeamos los recuerdos en función de cómo somos en el momento de evocarlos.

P.- Usted hace filandones con José María Merino y Luis Mateo Díez, y están llevando el cuento oral a sitios insospechados.
R.- Lo de hacer filandones nació de manera casual. Todo surgió durante la celebración de un festival literario en Gales, donde nos pusimos a leer nuestros cuentos. Poco después estábamos en Segovia y ahora vamos a leerlos allí donde nos quieran escuchar. La herencia del filandón leonés es riquísima, es una tradición muy antigua del noroeste español, una forma de disfrutar de historias fantásticas al acabar la jornada de trabajo o cuando la nieve cerraba los caminos y la gente se reunía en las cocinas a contar historias y a hilar. Podemos asegurar que los griegos clásicos ya lo hacían y que seguirá haciéndose.

P.-¿Hay erotismo en “Sólo de amor”?
R.- Sí lo hay, el que surge de la propia materia: un erotismo, digamos, reflexivo, si es que es posible tal cosa. Lo que sí hay es algún amor de obispo y otras cosas menos raras. Digo lo del obispo porque haciendo un filandón leí un relato cuántico de amor y a una mujer del público, que decía ser feminista, le molestó. Y en ese mismo momento cambié de protagonista y puse a un obispo de protagonista del relato y lo volví a leer. De hecho en el libro están las dos versiones, la que molestó a la feminista y la que tiene al obispo como sujeto de la acción. No sé si ahora molestará a alguien más.

P.- ¿Se queda con el amor del S.XXI, de los finales del S.XX o el de su juventud?
R.- Te puedo decir con el que no me quedo: con el de mi adolescencia y juventud, porque el amor siempre era algo prohibido, mal mirado, algo sólo para mayores con reparos; era como las películas 4R, gravemente peligrosas. Hoy parece ciencia ficción pero si le dabas un beso a tu novia en la calle, podías acabar en la comisaría. Quizá las prohibiciones de otros tiempos exacerbaron nuestras imaginación y nos empujaron más al amor y las pasiones, quizá se note en “Sólo de amor”.

P.- El 11 de diciembre se presenta el libro en Madrid, en la librería Cervantes y Cia, con Carmen Posadas y Luis Mateo Diez. Denos una buena razón para ir al acto y otra para leer el libro.
R.- Qué voy a decir yo… que el libro es agradable de leer. La primera razón para ir a la presentación es muy obvia: la calidad incuestionable de los presentadores y su facilidad para crear un discurso grato para el oyente, porque es una delicia escuchar tanto a Carmen Posadas como a Luis Mateo Díez. La otra es la calidad del libro, pero está feo que lo diga yo, así que esa consideración se la dejo al lector. Y seguro que mi editor me hace leer algún relato…

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