Y ASÍ SE CUENTA LA HISTORIA: «El del sombrerón»

Ítalo Costa Gómez






Tengo una memoria imborrable de cuando era chiquito. Un día prendí la radio de mi abuela y en la estación en la que estaba sonaba un merengue llamado “El viejo del sombrerón” de la Sonora Dinamita. ¡¡¡Cómo me puede reír con el viejo del sombrerón!! Si no la conoces tienes que irte a YouTube en este momento y escucharla. Te vas a matar de risa. El hecho estaba quedando un poco en el olvido hasta que esta semana el mismísimo viejo se cruzó en mi camino.

[Lo que pasa es que una gota de agua sobre una piedra hace un orificio. Ese viejo tiene su carrito y cada vez que pasa se expone conmigo. Va de largo; se regresa. Si me encuentra parada en la puerta me lanza un piropo y me toca el pito. PI PI PI. Espérate un ratito a que pase el viejito y me toque el pito. PI PI PIIIIIIIIII. Siempre vivo pendiente. PI PI. Cuando el viejo me toca. PI PI PI. Ya me tiene mareada con el pi piiiiiiiiiiiiii con el piiiiiiiiiiii piiiiiiiii con el piiiiiiiiiii piiiiiiiiiiii y me toca el pito. PI PI. Me tiene mareada con el pi piiiiiiiiiiiiiiiiiii]

Cuenta la historia que estaba yo recogiendo a una gran amiga de la esquina de su casa. Me había invitado a tomar desayuno por ahí. Ya nos habíamos divisado y a media cuadra salía de su casa un señor. Era un adulto mayor. Le daban el asiento reservado en la combi de todas maneras y como había solcito se puso su sombrerito. La cosa es que me vio y según mi amiga se paralizó y volteó coquetísimo a perseguirme con la mirada sin moverse.

Cuando abrazo a Ivy me dice: “Italo te mueres. El señor se ha quedado parado a mitad de la calle y está viéndote en este momento y no se mueve, me muero…” Yo seguía en los brazos de mi amiga e intrigadísimo a más no poder. Volteo y era el viejo del sombrerón.

Le dije: “Cállate la boca cojuda y avanza por la sombrita”… Hemos empezado a caminar del brazo muertos de risa y no sé que ruta agarró el señor que apareció dos cuadras después en nuestro camino. Ahí ya me di cuenta del descaro. No era un gileo bonito a la antigua. No, no… esto era Atracción Fatal con todo y el conejo muerto. Empezó a seguirnos.

La concha de la lora, me mata pensé. Es un enfermo psiquiátrico prófugo y por su edad lo deben estar buscando desde 1958. Mi amiga y yo caminamos más rapidito. Paramos a comprar a una tienda, parecía estar todo seguro “safe zone” dije pero no. Mi amiga me dice: “me aloco, voltea”. El viejo del sombrerón a mi lado, a tres pasos, con una sonrisa de oreja a oreja.

No les miento. Agarré a mi amiga y eché a correr por toda la ciudad como si hubiera visto al demonio tolaca con frío JAJAJAJAJA… nos hemos metido a un restaurante cercano, hemos desayunado con nervios. Yo a las justas podía pasar el chicharrón. Me sentía más en peligro que Pamela Anderson frente a Hugh con viagra.

No hubo más señales del señor y justo cuando sentía que todo había acabado dejé a mi amiga en su casa y solo le escuché decir: “Ah no, ahora sí te vas a morir ”. No me despedí siquiera, arranqué a correr peor que Pedro Castillo ante el Paro de Transportes. Gladys Tejeda era una cojuda.

¡Qué terrible el viejo del sombrerón! Aun levanto polvo ah, en gente que casi es polvo, pero peor es nada. ¿Sí o no?

Me mato muerto, irreverentes míos.

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