Hablando con las paredes

José Pastor González

 

 

 

 

 

Nos tienen bien agarrados.
Si no es una mujer es un hombre
y si no la falta de una mujer o de un hombre
y si no su recuerdo.
Cuando no es el alcohol es la coca.
O la poesía, el cáncer, el fútbol, el tráfico o el sindicato,
o el casero, el albañil, el capataz, el vecino de arriba
o la gente en general.
Son tantas cosas.
El alquiler, el teléfono, la cola del paro o las quinielas.
Estamos atrapados y hay poca escapatoria
para no volverse loco
o irremediablemente idiota.
Aún así es importante evitar el desgaste,
evitar el cuerpo a cuerpo
porque en ello nadie gana nada
aunque hay que tirar de puños o bardeo
cuando nos quieran herir el alma.
Y vivir solo, sin que te devoren las cuatro paredes,
te evitas dar estúpidas explicaciones.
Y no permanecer mucho tiempo en ningún sitio.
Y beber sin moderación
incluso tener una botella de coñac junto a la cama.
Y leer buenos libros, esos que no están en las bibliotecas
ni en los escaparates de las mejores librerías.
Y follar cuando se tercie
sin darle mayor importancia de la que tiene.
Y dejarse empapar por Patty Smith y Sam Shepard,
por Lou Reed y Bukowski,
por Johnny Thunders y Última salida para Brooklyn.
Y no tomarnos muy en serio
ni a los demás.
Y sobretodo no creérselo demasiado
esperar algo de este juego es estúpido,
y les estás dando una oportunidad
para que te tengan bien agarrado.

 

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