José Pastor González

nos gustaba ir a la vieja cantina de la estación
parecía sacada de La Isla del Tesoro
con su letrero mecido por el viento
su loro parlanchín y mal hablado
su tabernero un viejo guardagujas anarquista
sus viejos ferroviarios merendando escabeche y vino
su estufa de carbón
sus fotografías en blanco y negro de antiguas locomotoras
su póster de Camarón
y su orujo blanco y clandestino para brindar por un buen viaje
hacía años que aquella línea férrea se había abandonado
y allí el tiempo se había detenido
pero todavía era un sitio vivo
y un buen lugar
para recuperar fuerzas
para todos aquellos que perdimos el último tren
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