De amores y de tiempos

Carla Demark

 

 

Volví a verte,
y ya no eras ese ser que creí alado,
o aquel joven bañado en trementina.
Ya no eras un beso rojo de amaneceres,
ni el crepitar de las olas,
ni el canto hambriento de los pájaros.
Más bien, frente a tu imagen,
callan ahora todas las imágenes.
Y reconozco en tus ojos,
la inmensidad del amor desnudo,
el fulgor sutil del paso de los años,
las pupilas de hierro inquebrantables,
ese velo misterioso del que quiere
sin engaños.

Así el amor es viento y es calma,
así el tiempo es bueno y es sabio:
tras la erosión de pedregales y follajes,
el centro de la tierra es profundo y vasto.

 

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