Fernando Veglia
No recuerdo exactamente cómo adquirí este maravilloso libro. Creo que leí, de un pequeño libro promocional, varios poemas de Prévert. Sencillamente, me fascinaron esas palabras y “tomé prestado”, hasta el día de hoy, el pequeño libro; está bien cuidado y no desea marcharse de mi biblioteca.
Investigando, descubrí a Jacques Prévert (1900-1977); poeta, guionista, cineasta y autor teatral francés. Sus textos fueron interpretados por grandes cantantes (“Las hojas muertas”) y estuvo relacionado con el surrealismo.
Encandilado, quería leer su obra, lo que fuese que encontrase, pero no hallaba nada; no lo editaban. Obstinadamente, busqué entre los libros usados hasta que hallé, o alguien piadoso me obsequió, Paroles, en una edición bilingüe de 1960, que tiene el color y el olor de los libros viejos y sabios.
Paroles fue rápidamente aceptada por los lectores y traducida a varios idiomas; su éxito fue desbordante. La temática es diversa, capaz de internarse en la cotidianidad (“Desayuno”), criticar a la sociedad (“El lavado”), hundirse en las profundidades de los sentimientos (“París at night”) y emerger lúdica (“Para hacer el retrato de un pájaro”), cómica (“Pater Noster”) o irreverente (“El mal estudiante”). Las enumeraciones, abundantes, y el estilo, claro y directo, nos proporcionarán imágenes sencillas, carentes de ornamentos pesados o retorcidos. A través de ellas, viajaremos cómodamente y seremos sorprendidos por las emociones y el genio del autor.
Considero que Paroles (1946) puede ser apreciada y amada por personas de cualquier edad y condición cultural, sin desmedro de sus muchos méritos. Sin embargo, aquellos que hayan visitado París o que sepan idioma francés, disfrutarán mucho más de esta obra, no recurrirán a las notas del autor, ni fastidiarán con preguntas a los viajeros o a los eruditos y obtendrán mi modesta admiración.