Los ángeles

Miguel Rubio Artiaga

Niño

Los ángeles, no vuelan,
flotan muertos
bailando con las olas
abrazados a ellas
en los océanos.
Su culpa, enorme,
un estigma de por vida.
No haber nacido ricos y blancos.

Los ángeles, no viven en el Limbo
entre nubes a su medida
tocando sus pequeñas arpas.
Nacen con el destino
de un sonajero de miedo
entre nanas que lloran
lágrimas de sendas muertas
en una cuna mecida por la metralla.

Los querubines de sangre azul,
aristocracia angelical,
banda sinfónica del Cielo,
ya no sonará nunca más.
Sus directores no tienen batuta
para darles la entrada,
clavadas en sus ojos
se las llevó el mar en ellos.

Los ángeles no van limpios,
ni tienen mejillas sonrosadas
por no tener, ni tienen, alas
y caminan con pasos pequeños.
Los últimos, dados en un barco de esclavos
que antes de salir del puerto
ya olía a cementerio.

Los ángeles, no hablan en cristiano,
porque el idioma son sus llantos,
el no comprender nada
de lo que están sufriendo.
Tienen padres y madres
abuelos y hermanos
y en los criminales naufragios
se pierden sus pequeños sueños.

Los ángeles, no van a la escuela
ni se tiran por toboganes,
no vuelan en los columpios
al ritmo de risas y gritos.
Sólo juegan al escondite
bajo una lluvia
cruel y sinsentido
de coranes falsos, biblias y crucifijos.

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