por Carmen Matutes
La prestigiosa organización científica británica, The Royal Society, ha solicitado a la ONU un proyecto de defensa de la humanidad, un plan de actuación ante la temible contingencia de que la Tierra sea atacada por alienígenas: si viniesen, llegarían con ánimo de conquista y no en son de paz.
Primero, no es broma: el día 11 de Enero La Vanguardia divulgaba la noticia. Segundo, podría incluso tratarse de una propuesta muy seria. Veamos, si descartamos que la sociedad científica tenga un benévolo objetivo político -el enemigo exterior, aun si no existe, provoca la unión-, tras la petición habrá un razonamiento científico. Olvidémonos de las charlas de café sobre el porqué las civilizaciones de otros planetas podrían diferir de la humana y ser intrínsecamente pacíficas. La ciencia apunta en una dirección clara: si los supuestos alienígenas han evolucionado hasta desarrollar una inteligencia notable, será en base a un mecanismo de selección natural similar al nuestro, que siempre favorece al más fuerte, es decir, al que más armas tiene.
Sin embargo, la ciencia indica que el concepto de fortaleza, el que determina qué armamento es más potente en cada momento, depende de las circunstancias: saber leer, por ejemplo, es más útil en la sociedad de hoy que saber boxear. Y aun así, curiosamente, los científicos no conciben una sociedad alienígena avanzada en la que, pongamos por caso, los escritores de ficción, las personas que crean la ilusión de otras realidades, constituyan el grupo dominante.
No se les puede reprochar: son humanos y no son novelistas.
