LA VIDA EN MICRO (efectos de una averración salbaje) (XLVIII)

Fernando Morote

Il nuotatori (1910-1912)-Carlo Carrá





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Comenzando la tormenta, nos ordenaron salir inmediatamente del agua. La decisión sonó rara porque estábamos en piscina bajo techo. Por los gestos acalorados de la encargada pensamos que quizás se trataba de un incendio en otra parte del edificio; por lo tanto, evacuarlo era asunto de vida o muerte. En los ojos de algunas damas empezó a aflorar un ligero brillo de pánico. Ante la incertidumbre, la mujer finalmente informó que el salvavidas asignado había fallecido de manera fulminante y el gimnasio no podía darse el lujo de ignorar las normas de seguridad.



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