Fernando Morote

Il camion giallo (1918)-Mario Sironi
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Pasando el centro comercial, se puso delante de mí en la pista una abuelita que apenas llegaba a los pedales y con las justas alcanzaba a ver por el parabrisas. Estaba aferrada al timón como si fuera un flotador de goma en medio de un naufragio. Conducía su gigantesco vehículo a diez kilómetros por hora. Intenté escabullirme, pero sin éxito. Con impetuosa serenidad, acepté mi destino. Al instante, ocurrió ante mis ojos un brutal y fatídico choque triple. Entendí entonces que la lentitud de la anciana me fue enviada, no para arruinarme el día, sino para salvarme el pellejo.
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