Cuestión de fe

Helena Garrote Carmena

 

 

 

-Gatita, te voy a preparar un bacalao al pil-pil que te vas a chupar los dedos.

Y así lo preparó, como todo lo que me ofrecía, con dedicación y mucho mimo.

Me sirvió el pescado, sin escatimar guarnición, en una mesa cuidadosamente organizada.

-No soy muy religioso, pero mantengo la costumbre de no comer carne en Viernes Santo. No te importa, ¿verdad?

Me preguntó con cariño, mientras llenaba mi copa de brillante vino blanco.

-¡En absoluto!

Espeté entre sorprendida, y sumamente complaciente.

– Yo tampoco soy de misas, pero respeto profundamente las convicciones ajenas, y el plato te ha quedado de lujo.

Le sonreí picarona.
La cena prometía, y en mí flotaba el deseo desbocado de los primeros encuentros.

.

Me pasé toda la noche desnuda, tumbada boca arriba, mirando el techo entre desconcertada y ofendida, mientras él dormía plácidamente.
Hasta que no amaneció, no entendí lo que me había querido decir delante de su ración de bacalao.

Malditas Sagradas Escrituras.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.