Miguel Rubio Artiaga

Monte Sinaí (1570)-El Greco
Anoche, soñé que era niño
y dormía en un basurero,
para poder ser de los primeros,
en una fila de tristes figuras.
Al llegar la madrugada
comenzará el desfile
de camiones de basura.
Un niño comiendo,
bocadillos de nada.
Luego, soñé que era un niño
de raza blanca y parecía negro.
No tendría ni trece años
y encorvada ya la espalda.
Cuando vi de golpe la luz del Sol,
comprendí, que era un niño minero.
Mas tarde, en el mismo sueño,
ví ,como la gente me miraba extraño
con un desprecio que no entendía.
Quise volverme invisible,
(Con los años lo sería con la droga)
El chiquillo de mi dormitar inquieto,
era, un harapiento niño gitano.
Sin dejar de sudar, seguí soñando.
Apenas, podía levantar un arma,
aún con el cañón humeante
en poder de mis menudas manos.
Había una mujer muerta a mis pies.
Mis botas, estaban llenas de sangre.
Esta vez, era un niño soldado.
Mi soñar, como un torbellino,
me llevó a más lugares pobres
donde por calles alumbradas,
se paseaban hombres ricos.
Yo estaba en una cama,
me sodomizaba uno de ellos.
Era un niño prostituido.
La noche, fue un lento tormento.
Me mataron, para vender mis órganos,
me enterraron, muerto por hambre y sed,
fui vendido como esclavo.
Donde antes tenía una pierna,
( Sentí el dolor)
lucía ahora un muñón cicatrizado.
En la madrugada, con los ojos abiertos,
lo que de mí quedaba de niño,
en el ir pasando, de sueño en sueño,
se había suicidado.
En su lugar, la impotencia
y un odio sólido como el hielo,
como nunca creí llegar a tener,
su lugar, lo habían ocupado.
