Marcos Tabossi
Decir que Voz en off, el último libro de Corina Vanda Materazzi publicado recientemente por Peces de Ciudad, es un libro de relatos cortos resulta engañoso. La estela que deja cada una de las historias no se agota ni por asomo en el punto final. Es uno de esos textos en los que debemos hacer un corte necesario entre relato y relato para recuperar el aliento y respirar un poco.
Se trata de dieciocho historias crudas que ahondan en la maternidad, en la melancolía, en la pérdida, en el dolor, en el desencuentro, en la esperanza. Relatos que interpelan, en última instancia, la posibilidad del amor.
Tramas que se desarrollan en una atmosfera oscura de crueldad y violencia (no siempre explícita) que construyen los hilos invisibles de las relaciones familiares, en la mayoría de los casos, o afectivas en general. Relaciones que llegan al límite de lo apersonal, como una voz en off, una zona gris donde nadie quiere transitar por temor a permanecer allí y descubrir sus mayores miserias. La autora muestra su oficio en sumergirnos sin concesiones en estos universos narrados en su mayoría en un presente hostil, cercano, que atrapa y sacude.
Voces contundentes de personajes sombríos que convocan a las otras voces, las internas. Corina construye en pocas líneas –desde la acción y con diálogos precisos y contundentes- personajes profundos y ambiguos, con mucha carnadura, que interpelan el tejido sentimental que subyace a cada vínculo, que lo afecta y lo transforma. Lo hace con un gran talento y con mucha naturalidad, moldeando, como una artesana, lo no dicho, la entre línea, con narradores casi ausentes que dejan al lector desamparado, solo –como los protagonistas- confrontándose con su propia naturaleza.
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