Paulo Manterola

Nunca esperé nada de vos o de mí.
Nunca quise decir una sola palabra en mi vida.
Nunca quise otra cosa más que mirarte
y perderme
y volver a descubrirte, a cada segundo.
Nunca quise ser carne
o huesos…
… nunca quise nacer o morir, acompañarte
o tener que dejarte.
Nunca quise que mi sombra aparezca en tus pensamientos.
No soy un hijo
ni un hermano.
No soy un padre,
tu novio
ni un amigo.
No puedo ser simplemente nada;
soy algo que existe porque sí,
y muere porque sí,
entre todas las cosas infinitas porque sí.
No soy la imagen que está en ese espejo, no soy yo
lo que están mirando tus ojos…
… soy eso que tus ojos quieren ver.
Y nunca supe realmente
cómo hacer nada de lo que aparentemente sé hacer.
Nunca supe cuántas decisiones correctas
o equivocadas
tomé.
Me gusta romper…
… lo que sea.
Nunca quise ser tu encierro. No quiero
tener que ir a tu entierro.
Nunca esperé nada de vos hacia mí.
Nunca quise otra cosa más que mirarte
y perderme
y descubrirme en vos sorprendido.
Nunca quise decir
una sola palabra en mi vida.
