Sergio Coello
Eva Samper sale a la calle dispuesta a comerse el mundo. Ives Saint Laurent Eau du perfum sobre la piel suavizada con Caribbean Cream y labios morados como el Parfait d’Amour. Comienza su aventura por el metro y sus andenes sin sol, luego sigue por las alcantarillas y desagües para acabar descendiendo hasta el fondo fangoso de un pozo subterráneo. Por fin ha conseguido bordear los contornos de todas las esquinas de la noche.
Y al amanecer -por aquello de la teoría de los vasos comunicantes- el mundo huele un poco mejor y hasta podría decirse que se ha vuelto algo más soportable. Claro que ella, sin haberlo deseado propiamente, acaba de incubar en su vientre ese pequeño diablo que llegará a ser un perfecto caballero con el paso del tiempo muerto.
