Rabindranath Tagore

218
MI corazón ha abierto sus velas a los vientos ociosos, proa a la isla en sombra del Noimporta.
219
LOS hombres son crueles, pero el hombre es bueno.
220
HAZME tu cáliz, y que mi plenitud sea para ti y para lo tuyo.
221
LA tormenta parece el lamento de un Dios cuyo amor desdeña la tierra.
222
SI el mundo no hace agua, es porque la muerte no es una grieta.
223
¡QUÉ rica la vida, de todo el amor que se ha perdido!
224
AMIGO, tu corazón inmenso relucía frente al sol naciente, como el picacho nevado de un monte solitario.
225
LA fuente de la muerte hace fluir el agua quieta de la vida.
226
LOS que lo tienen todo, y no a Ti, Señor, se ríen de aquellos que no tienen nada sino a Ti.
227
EL descanso de la vida rodadora está en su propia música.
228
LAS patadas levantan el polvo de la tierra, no las mieses.
229
NUESTROS nombres son como luz que fosforece de noche sobre el mar, que muere luego sin dejar huella.
230
¡VEA sólo espinas quien tenga ojos para la rosa!
231
ENGARZA en oro las alas del pájaro y nunca más volará al cielo.
232
EL loto de mi tierra florece aquí, en esta agua estraña, con otro nombre, pero con la misma dulzura.
233
EN la perspectiva del corazón, ¡qué vagamente inmensa nos parece la distancia!
234
LA luna no derrama sino luz por el cielo; sus manchas son sólo suyas.
235
NO digas «La mañana», y la dejes con nombre de ayer. Mírala y llámala, cada día, por vez primera, como a un niño recién nacido, aún sin nombre.
236
EL humo se jacta con el aire, y la ceniza con la tierra, de ser hermanos del fuego.
237
LA gota de lluvia dijo bajito al jazmín: «¡Tenme en tu corazón para siempre!».
El jazmín suspiró ¡ay! y se cayó al suelo.
238
¡NO temáis, tímidos pensamientos, que soy poeta!
239
ESTE silencio vago de mi pensamiento parece todo lleno del canto del grillo, crepúsculo gris del sonido.
240
¡COHETES, insultos de las estrellas; cómo se revuelve contra vosotros vuestro insulto!
241
TÚ que me has guiado por los caminos ruidosos del día a mi soledad del anochecer, dame ahora su sentido a través del silencio de la noche.
242
ESA vida es como un mar, que cruzamos, juntos todos, en un barco estrecho.
Cuando lleguemos a la orilla de la muerte, nos iremos cada uno a nuestro mundo.
243
EL río de la verdad va por cauces de mentiras.
244
MI corazón tiene hoy nostaljia de esa única hora dulce que está más allá del mar del tiempo.
245
EL canto del pájaro es el eco de la luz del alba en la tierra.
246
«¿NO quieres besarme, orgullosa?», preguntó la luz de la mañana a la campanilla.
247
«¿CÓMO te cantaré y te adoraré, sol?», le dijo la florecilla. Contestó el sol:
«Con el silencio humilde de tu pureza».
248
EL hombre, cuando es animal, es peor que el animal.
249
¡MIRA cómo las nubes negras se hacen flores del cielo, al beso de la luz!
250
NO se burle la espada de su puño sin defensa.
251
EL silencio de la noche arde, como una lámpara inmensa, con la luz de su vía láctea.
252
DÍA y noche, la canción sin fin de la muerte se levanta, como un mar, en torno de la isla soleada de la vida.
253
¿NO es esta sierra como una flor con hojas de montes, que está bebiendo luz en el sol?
254
LA mentira es la verdad mal leída y mal acentuada.
255
BUSCA tu belleza, corazón mío, en el movimiento del mundo, como la barca, que coje su gracia del viento y del agua.
256
LOS ojos no se enorgullecen de su vista, sino de sus lentes.
257
EN este mundo mío tan pequeño, ¡qué miedo de disminuir, en un átomo, lo más mínimo! ¡Levántame tú hasta el centro de tu mundo; concédeme la libertad de darlo todo alegremente!
258
LO falso, por mucho que crezca en poderío, nunca puede elevarse a la verdad.
259
¡QUÉ anhelo, corazón, de lamer con las ondas de tus canciones este mundo verde del día de sol!
260
¡AMA la estrella, yerba del camino, y tus sueños se abrirán en flores!
261
¡TRASPASA con tu música, como con una espada, el alboroto de la plaza, y clávasela en el corazón!
262
ÁRBOL: tus hojas temblorosas me acarician el corazón como los dedos de un niño chico.
263
¡MÍRALA en el polvo, la pobre flor que quiso ser mariposa!
264
LA noche viene, y estoy solo en el mundo de los caminos. ¡Ábreme, mundo del hogar!
265
TE he cantado en el día. ¿Me dejas que lleve tu lámpara por el camino tormentoso del anochecer?
266
NO te pido que me dejes entrar en tu casa, amor mío; ¡pero entra tú en mi infinita soledad!
267
LA muerte es de la vida igual que el nacer; como el andar está lo mismo en el alzar el pie, que en el volverlo a la tierra.
268
APRENDÍ en las flores y en la luz del sol el sentido sencillo de tus suspiros.
¡Enséñame a conocer el sentido de tus palabras, en el dolor y en la muerte!
269
LA mañana besó a la flor de la noche, que acababa, tardía, de abrir. Y se estremeció la flor, y suspiró, y se deshojó en la yerba.
270
MADRE eterna, ¡cómo tu canción de cuna me llega a través de la tristeza de todas las cosas!
271
VINE a tu playa, estranjero, tierra; viví, huésped, en tu casa; me voy de ti, amigo.
272
QUISIERA que mis pensamientos volviesen a ti, cuando yo me haya ido, como ese refulgor del sol poniente en las orillas del estrellado silencio.
273
¡ENCIÉNDEME en el corazón la estrella vespertina del descanso; y que la noche me hable bajito dé amor!
274
SOY un niño despierto en la noche, Madre. ¡Mira cómo mis manos te buscan en la oscuridad!
275
EL día de mi trabajo ha terminado. ¡Déjame esconder mi cara entre tus brazos, Madre; déjame soñar en ti!
276
¡QUÉ largo arder el de la lámpara del buscarse; y cómo se apaga, en un punto, en la despedida!
277
MUNDO: guárdame en tu silencio, cuando yo me haya muerto, esta palabra: Amé.
278
VIVIMOS en el mundo cuando le amamos.
279
TENGAN los muertos la inmortalidad de la fama, pero sea para los vivos la del amor.
280
TE vi como el niño medio despierto que ve a su madre en la luz del alba, y la sonríe, y se vuelve a dormir.
281
MORIRÉ una vez y otra, y sabré que es inagotable la vida.
282
IBA yo, entre la jente, por tu camino, y te vi sonreír en tu balcón; ¡y canté, y olvidé la multitud, y no oí más ruido!
283
EL amor es la vida llena; igual que una copa de vino.
284
ELLOS encienden las lámparas suyas, y cantan con sus palabras en sus templos; pero los pájaros pían tu nombre en tu luz de la mañana, porque tu nombre es alegría.
285
¡DIME dónde está el nido de tu silencio, que quiero llenar de canciones mi corazón!
286
QUE vivan, los que así lo quieran, entre sus silbadores fuegos de artificio. Mi corazón, Dios mío, prefiere tus estrellas.
287
LA pena de amor canta en torno de mi vida, como un mar insondable; su alegría, como los pájaros en sus bosques floridos.
288
APAGA, si quieres, tu lámpara; yo conoceré tu oscuridad, y la amaré.
289
CUANDO este yo contigo, cayendo ya el día, verás mis cicatrices; y sabrás de mis heridas, y de su salud.
290
UN día vendrá, cuando te cantaré en la aurora de otro mundo. Yo te vi una vez en la aurora de la tierra, y te amé siendo hombre.
291
VINIERON nubes a mi vida, y no llovieron ni tronaron, sino que me encendieron el cielo del Poniente.
292
LA verdad levanta tormentas contra sí, que desparraman su semilla a los cuatro vientos.
293
LA tormenta de anoche, ¡de qué paz dorada ha coronado, la mañana!
294
CUANDO llega la verdad, parece última su palabra; pero su palabra última da siempre a luz otra palabra.
295
¡BENDITO aquel cuya familia no brilla más que su verdad!
296
LA dulzura de tu nombre llena mi corazón, cuando me olvido del mío, como tu sol mañanero cuando se levanta la niebla.
297
LA noche callada es hermosa como una madre; el día alborotador, bello como un niño.
298
CUANDO sonrió el hombre, el mundo le amó. Cuando rio, le tuvo miedo.
299
DIOS espera hasta que el hombre se hace niño de nuevo en la sabiduría.
300
HAZ que yo sienta este mundo como si fuera forma de tu amor, y mi amor lo ayudará.
301
TU sol sonríe en los días de invierno de mi corazón, y no duda jamás de las flores de su primavera.
302
DIOS, en su amor, besa lo finito; el hombre, lo infinito.
303
ESTÁS cruzando tierras desiertas de años yermos, pero el momento tiene que cumplirse.
304
EL silencio de Dios madura pensamientos del hombre y los hace palabra.
305
¡ETERNO Caminante, busca por mis canciones y encontrarás la huella de tus pasos!
306
¡NO consientas que yo te avergüence, Padre! ¡Tú, que muestras en tus hijos tu gloria!
307
¡QUÉ triste está el día! La luz es, bajo las nubes torvas, como un niño castigado, cuyas pálidas mejillas aún tienen lágrimas. El viento grita igual que un mundo herido: ¡Pero yo sé que estoy caminando, que voy a encontrarme con mi Amigo!
308
LUNA llena, ¡cómo se doblan las palmeras esta noche; cómo se levanta el mar, latido del corazón del mundo! Y tú, ¿de qué cielo desconocido traes en tu silencio el secreto doliente del amor?
309
SUEÑO en la isla de luz de una estrella, donde yo naceré un día; y en lo profundo de su ocio de vida, mi vida madurará su obra, como maduran los campos de arroz con el sol del otoño.
310
CUANDO llueve, el olor de la tierra mojada se levanta como el canto inmenso de alabanza de la multitud silenciosa de lo insignificante.
311
NO podemos aceptar como verdad que el amor sea alguna vez menos.
312
UN día hemos de saber que la muerte no podrá robarnos nada de lo que nuestra alma ganó, porque el tesoro del alma es también suyo.
313
DIOS viene a mí en mi anochecer, con las flores de mi pasado frescas en su cesto.
314
CUANDO estén afinadas, Maestro mío, todas las cuerdas de mi vida, cada vez que Tú las toques, cantarán mejor.
315
HAZ, Señor, que yo viva en la verdad, para que se me haga verdad la muerte.
316
LA historia del hombre espera pacientemente el triunfo del hombre escarnecido.
317
SIENTO tu mirada, en este instante, sobre mi corazón, como el silencio con sol de la mañana sobre el segado campo solitario.
318
¡ISLA de las canciones!, ¿cuándo llegará a ti este fatigoso Mar de los gritos?
319
LA música del Poniente es como el preludio de la noche; himno, solemne a la inefable oscuridad.
320
ESCALÉ la cima de la fama y no hallé albergue alguno en su altura estéril.
¡Llévame tú, Guía mío, antes que muera el día, al valle de la quietud, donde grana la mies en dorada sabiduría!
321
¡QUÉ fantásticas las cosas, en la vaguedad del crepúsculo; estas torres, cuyas bases son sombra; las copas de estos árboles, como manchas de tinta! … Esperaré y despertaré en la aurora, y veré tu ciudad en la luz.
322
SUFRÍ, desesperé, vi la muerte. ¡Qué contento estoy en este mundo tan hermoso!
323
HAY llanos en mi vida, silenciosos, desnudos. Son los campos de mis días de trabajo, soledades de aire y de luz.
324
¡LÍBRAME de este pasado sin cumplir, que se cuelga a mi espalda, y me hace difícil la muerte!
325
SEAN estas mis últimas palabras: Confío en tu amor.
