SAN CRISTÓBAL DE ALISTE

Rakel RaRo

Campesinos de Purullena, Granada (1953)-Rafael Zabaleta





A mis abuelos Joaquín y Luisa

Los campos de trigo meciéndose al sol  anunciaban el principio del verano;

luego‚ poco a poco‚ se irían segando‚ con las máquinas de los brazos  

que empuñaban hoces y guadañas.

Mi abuelo‚ aún en pleno mes de julio‚ llevaba pantalón de lana

y camisa de manga larga y sombrero contra el sol traicionero.

Mi abuela siempre vestía sayas de muchos frunces de colores oscuros

y un delantal con un bolsillo enorme‚ sin fondo que siempre estaba lleno

de avellanas‚ de nueces‚ castañas‚ de higos secos.  

Llevaba mi abuela un pañuelo a la cabeza‚ de muchas flores‚

y que cuando se quitaba‚ muy pocas veces‚ mostraba la marca  

grabada con los años de sol‚ que dividía con precisión‚

la cara quemada‚ curtida como cuero‚ del cuello

un cuello blanquísimo y suave que no parecía corresponderle.

Yo‚ por entonces‚ tenía nueve años y no sabía  que aquello

que estaba viendo se convertiría con el tiempo

en el legado más hermoso que pudieron dejarme mis abuelos‚

en algo excepcional que no iba a volver a ver.

Yo no sabía entonces que aquellas gentes eran únicas‚

extraños seres a punto de desaparecer‚

con sus ropajes antiguos‚ sus palabras viejas‚ sus canciones…

Yo no sabía entonces que el tiempo se llevaría  sus costumbres sencillas‚

su vida volcada en la tierra con tanto sufrimiento

que no podían amarla sin más‚ tenían que odiarla también‚

porque aunque les convirtió en ancianos prematuros‚

les dobló las manos‚ los dedos‚ les curvó la espalda…

aquella tierra también les dio lo más grande.

Porque en aquel pueblo seco‚ perdido‚ pobre‚

la tierra fructificó en sus manos todavía sanas‚

la domaron con mimo y con firmeza‚ y de ella  sacaron adelante a su pueblo‚

a pesar de la pobreza‚ la guerra y las muertes prematuras.

Veinte años después descubro que yo fui  testigo de todo ello‚

que estuve presente en aquella extinción lenta‚ inexorable‚

y ni siquiera me di cuenta. Nadie se dio cuenta.

Una vez más tuvo que pasar todo y una vez perdido y extinguido.

Reconocer la belleza y la dureza de aquellos años

y la fuerza excepcional de aquellos seres excepcionales…

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