José Pastor González

durante cinco años
se llevó a casa
en la ropa en la piel en el pelo en la garganta
el olor de la planta de reciclaje y compostaje
un olor
que impregnó
su comida su bebida su tabaco sus besos su esperma
de nada sirvieron duchas colonias ambientadores lejía
un olor físico
que golpeaba aunque no pudiera tocarlo
un olor asesino
que le recuerda que
alguien tiene que limpiar la mierda
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