Por Nelson Verástegui
El barco Talcahuano naufragó hace una semana, el 3 de marzo del 2002.
Yo me lancé al agua y tuve la suerte de subirme a una lancha salvavidas.
La hija del capitán también, pero nadie más logró alcanzarnos. Impotentes
los vimos ahogarse uno tras otro. La luna en el horizonte, una tormenta
de nieve en una isla en el Pacífico sur mucho más allá del Trópico de
Capricornio es todo lo que vemos en esta isla desierta. Parece que algunos
marinos estuvieron aquí por las huellas que dejaron. No sé dónde
estamos. No es muy grande. Hay agua potable, árboles frutales, algunos
lagartos que comemos asados y en una choza abandonada hemos encontrado
conservas enlatadas, algunas botellas de vino y esta botella vacía
donde pongo un mensaje con la esperanza de que nos vengan a buscar.
Estamos con buena salud. Nos llamamos Julia Navarro y Luis González
(y si se demoran, quizás ya seamos tres).
