Las amantes son rubias: «La meiga»
Marita Rodríguez-Cazaux Te oigo como si las palabras fueran inesperadas, irreconocibles. Como salidas de otra boca que no fuera tu boca. Debiera aullar, abalanzarme, golpearte con los puños cerrados. Llorar, […]
Marita Rodríguez-Cazaux Te oigo como si las palabras fueran inesperadas, irreconocibles. Como salidas de otra boca que no fuera tu boca. Debiera aullar, abalanzarme, golpearte con los puños cerrados. Llorar, […]
Marita Rodríguez-Cazaux Cuando nos enteramos que los rusos estaban penetrando el bosque, mamá dijo que debíamos evitar cualquier incidente con los soldados. —Habrá que pasar desapercibidas —ordenó. […]