Carla Demark
Rastrear el beso entre las piedras secas,
entre los suburbios olvidados,
entre la tragedia de los otros, que siempre es de uno.
.
Desarmar la multitud con un abrazo limpio,
que sea desde el amor la lucha encarnada,
y la revolución contra la desdicha.
.
Arder contra el frío despojo capitalista,
y a pesar del abismo
entre los de arriba y los de abajo,
romper los muros que ocultan la justicia.
.
Reparar la herida de lo cuantificado,
de la aguja del tiempo que enajena los pasos,
como un látigo cruel y titánico.
.
Rebelarse contra la apatía y el servilismo,
incluso cuando te llamen loco,
incluso cuando te llamen cretino.
.
Arder contra el helado mar individualista,
y a pesar de la bravura de las aguas,
nadar a favor de la ternura y de la vida.
.
Confesarle al viento los pecados que no cometimos,
por flotar en la desolación
de lo repetido.
.
Gritar tu nombre en la vacía cavidad del éxito,
para dejar de susurrar apaciguados
a cambio de un eco mercantil e inauténtico.
.
Arder contra el tiritar de la soledad y de la violencia,
y a la hora de la muerte
sonreír como íntima victoria,
porque en la era de los cansados
hemos habitado el mundo
.
despiertos.
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