Cristóbal Hernández García
Ya en Rebelión en la granja, George Orwell, presentaba una desgarradora fábula sobre la corrupción y los totalitarismos que ponía los pelos de punta. Este libro es su evolución, el mundo que Napoleón quería construir sobre la “Granja animal”. Una terrible dictadura basada en el más terrible de los poderes: el control total sobre los pensamientos de los oprimidos.
La mayor parte de los libros de ciencia-ficción tienen como objetivo el hacer que el lector se haga preguntas, una vez conseguido este punto la trama es un detalle que puede considerarse casi secundario. Obras como Farenheit 451, Un mundo perfecto o Solaris se adaptan a esa idea; proponen un escenario sobre el que el propio lector puede comenzar a conjeturar sobre cuales serían sus acciones y sus reacciones. Pero Orwell en este libro va más lejos, no sólo nos hace formularnos infinidad de preguntas sobre las libertades y los derechos, si no que nos ofrece las soluciones. Aquella frase de “Aquel que esta dispuesto a sacrificar libertad por seguridad no merece ni una ni otra” cobra sentido pleno en este libro. La opresión, la incapacidad de pensar, la manipulación de los medios, el control de la historia, la absoluta reducción de la mente humana a la de un autómata. Brillante a todos los niveles, el relato de Orwell es desgarrador por lo exagerado de su planteamiento pero, sobre todo, por lo terriblemente cercano que este parece. Orwell, un hombre que participó en la guerra civil española y que fue un gran activista durante la segunda guerra mundial, traslada a este libro los miedos que las dictaduras fascistas, comunistas y capitalistas le transmitían, basándose en las observaciones de la propaganda y el control de mediados del siglo pasado y extrapolándolos con una lucidez estremecedora.
El libro, como todos, tiene muchos defectos. Las primeras 100 páginas me parecen increíbles, pero a partir de la incorporación de Julia todo me parece bastante forzado en cuanto a la relación de estos dos personajes, igual que resultan quizás demasiado exagerados algunos puntos de la tercera parte del libro. No obstante, todo ello esta puesto al servicio del mensaje, y cuando este es tan importante y se impregna con tal fuerza en el lector todo es irrelevante. Porque este es uno de esos libros que, siendo un servidor pedante a la hora de escribir estas palabras, te cambia la vida. Uno no puede permanecer indiferente mientras ve como “El Partido” y el “Gran Hermano” manipula la historia y controla toda la información que llega a sus habitantes, uno no puede evitar identificarse con Winston cuando este se pregunta que vida esta viviendo y cuanto de cierto tienen sus recuerdos, pues si todos creyéramos una mentira, ¿qué la diferenciaría de la verdad?
Un libro terrible pero, en el sentido más real de la palabra, verdaderamente imprescindible.
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