Máximo Franklin
Soy eterno y frágil en el tiempo que nunca pasa
Soy un trasnochador que silba en el viejo zaguán
Soy la pesadilla de la noche y el último verso de la Comedia
Soy una partícula fugaz que ejecutó el universo
Soy el traidor que fue traicionado por la memoria
Soy la sabiduría inútil y los meros títulos que mide la sangre
Soy los grifos del agua que gotean en una casa hueca
Soy el ir y venir de la rueda que espera desde el principio
Soy el capitán que promete la victoria a los vastos leones
Soy el dios de un libro, dentro de otro libro circular
Soy las inalterables formas del espejo incierto
Soy la moneda de plata que encontró una ola en la arena
Soy la mirada ciega de los que ignoran el reposo
Soy un perro dormido en los obscuros potreros
Soy la espada que tus manos buscan
Soy la soledad que recorre los númenes de mi biblioteca
Soy la modesta presencia de una planta que hace ruido
Soy la línea escrita del calígrafo que muere en el alba
Soy el que descubre con placer una incesante mentira
Soy el que tiene la consciencia tranquila al declinar el día
Soy el curioso lector que puede perderse entre los hombres
Soy, sin saberlo, el hijo que no tuve… casi idéntico a mí
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