Harry Rainmaker
—¿Sigo? — preguntó ella inocente, levantando la vista. Él cerró los ojos, y asintió con el gesto.
—¿Sigo? — volvió a demandar al rato, ahora divertida. Él la apremió con la mirada a que continuara la faena.
—¿Sigo? —inquirió lasciva— y sin esperar respuesta, lo engulló hasta disecarlo.