Fernando Morote
MAMÁ, NO ME SALE EL DOS
Argelia y yo despertamos sobresaltados. Belén, nuestra hija de 5 años, estaba parada al borde de la cama.
—¿Qué pasa, amorcito? —preguntamos casi al unísono.
—No puedo hacer el dos —respondió ella.
—¿Te duele el estómago, mi amor? —indagó mi esposa.
—Seguro comiste algo que te cayó mal —opiné.
—No me sale —explicó Belén.
—¿Has tratado bien, mi amor?
—¿Te duele cuando haces?
Belén asintió, a punto de llorar.
—Llamemos al médico —afirmé.
—¿Para qué, papi? —inquirió Belén, desconcertada.
Nos condujo hasta la mesa del comedor. Cuaderno y lápiz yacían desolados encima de ella. Se trataba de una tarea escolar. No le salía bien el número 2.
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