Noelia Sender Núñez
«El hombre, en el ejercicio del poder, se deja tentar —con demasiada frecuencia— por dos pecados capitales: la soberbia y la avaricia».
La frase no es mía, aunque podría suscribirla. Me bastaría con hacer un googleing o con tirar de hemeroteca para encontrar ejemplos recientes de corrupción política en ambos lados del hemiciclo parlamentario. La frase es de Roger Peña Carulla, dramaturgo y director de Poder absoluto, una obra que toca temas tan actuales como la podredumbre y la insensibilidad de las castas dirigentes.
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© Paco Amate |
El texto, un thriller que pone al descubierto las vergüenzas de las élites gobernantes, presenta una trepidante conversación entre un prestigioso político que aspira a la presidencia de su país, Arnold Eastman —interpretado por Emilio Gutiérrez Caba—, y un joven y ambicioso miembro de su partido, Gerhard Bauer (Eduard Farelo). El candidato parece tenerlo todo a su favor para ganar las elecciones, salvo algún trapo sucio de su pasado —todavía por limpiar—. En este punto es donde cobra importancia la presencia de su interlocutor. Pero, en política, nada es gratuito… y tampoco suele ser lo que parece.
Carulla se estrena como autor de teatro con una pieza que tiene resonancias del caso de Kurt Waldheim, que sacudió el gobierno austriaco a mediados de los años 80. No obstante, se echa en falta en Poder absoluto una reflexión crítica sobre el estamento político. La obra se limita a mostrar un enfrentamiento dialéctico entre los dos personajes: y es ahí donde reside la grandeza del texto, en el juego cazador/presa —similar al que se establece en La huella, de Joseph L. Mankiewicz (1972), entre Laurence Olivier y Michael Caine—.
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© Paco Amate |
Gutiérrez Caba y Farelo bordan un duelo interpretativo al que dotan de un creciente y muy acertado ritmo dramático, que logran construir mediante el control de los tempos. Por separado, el primero se muestra —como siempre— seguro y eficaz. Por su parte, Farelo crea con éxito un personaje complejo y de carácter dual, el cual resulta creíble como ejecutor de los giros más inesperados de la trama.
A destacar también el gran trabajo de escenografía realizado por Carles Pujol, que consigue conjugar en un único espacio escénico los dos lugares en los que se desarrolla la obra: un lujoso salón y un pequeño jardín exterior. Y atención a la metáfora final con tulipanes de por medio.
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© Paco Amate |
FICHA ARTÍSTICA
Poder absoluto, de Roger Peña Carulla
DIRECCIÓN: Roger Peña Carulla
INTÉRPRETES: Emilio Gutiérrez Caba y Eduard Farelo
FECHAS PROGRAMADAS
Hasta el 6 de enero de 2013. BARCELONA (Sala Villarroel)
Fechas previstas
Febrero 2013. MADRID (Teatro Bellas Artes)
Hay programada gira posterior