por Manuel Villa-Mabela

“Auto-ayudarse con un sobresueldo. La imaginación al poder”

Me he informado a fondo. Según indican todos los parámetros e índices relacionados con la economía parece ser que atravesamos un ligero bache en nuestra sociedad del bienestar. Según fuentes consultadas del Patronato de Legos en Asuntos Financieros, de la Real Cofradía de Inversionistas e Ingeniería Ficticia y de la dirección del Hospital de Cuidados Paliativos de Comisionistas en Crisis, todas las fluctuaciones desaparecerán en un breve período de tiempo, sin determinar por motivos técnicos.
Hasta que la normalidad vuelva a implantarse aquí ofrecemos un consejo, por ejemplo, para el colectivo de camareros. Está claro que el personal cliente está perdiendo el ejercicio tradicional de otorgar propina dadivosa o, tan sólo, propina estándar. Es preciso auto-ayudarse. Acuda el camarero a una mesa, a ser posible con clientas de sexo femenino con muchos bultos y bolsos.

Sonría el camarero de forma abierta para ganarse su confianza y señálese a las susodichas señoras clientas que menos mal que él ha estado al tanto. ¿Al tanto de qué?- se preguntarán ellas. El camarero, con gesto humilde y servicial, explicará cómo ha hecho huir del local a una pareja de apariencia intachable que estaba justo en la mesa de al lado y que sospechosamente han acercado sillas y mesa para tener opción a delinquir. ¿Delinquir cómo?- se preguntaran las señoras, ahora, más interesadas que antes. El camarero finalizará aludiendo que ya los conocía, que son cacos de muy mala entraña que roban al descuido: bolsos y paquetes de regalos. El camarero retirará algún utensilio del servicio mientras desaparece de la escena al tiempo que pronuncia: “Ustedes tranquilas. Tómense el chocolate y las pastas tranquilas, que yo vigilo”. Me juego mi prestigio de psicólogo a que esas señoras dejarán sobre la mesa una suculenta propina. Con dos ó tres actuaciones al día, el camarero obtendrá una auto-ayuda suficiente para cubrir las actividades extra-escolares de sus hijos.